Dirección Espiritual

Dirección Espiritual

Por

Fr. Daniel Martínez Martínez, OFM.

Con frecuencia el hombre, vive, colabora, acompaña, compite, hace muchas cosas, inclusive se goza en ellas, pero se olvida de algo muy fundamental, su relación con Dios, de sacar lo mejor para Él.

De ahí, pues, la importancia de llevar una dirección espiritual, de un acompañamiento. No obstante, el ser humano en él hay dos realidades que jamás debe de olvidar ya que sin vida interior, pero ¿qué será ante los obstáculos que se levantan ante él? Pero si la hay, y a pesar de las crisis que pueda vivir él o que pueda tener con el mundo, él mismo puede perseverar su espíritu interior y dirigirse siempre a Dios, mediante la vivencia de un acompañamiento espiritual.

De esta manera, la vida divina y la humana son para el desarrollo humano y su crecimiento espiritual de uno mismo y para los demás.

Ya que en nuestra vida, para que haya crecimiento espiritual debe de haber crecimiento humano, porque cada persona debe tener claro sus caminos mediante esa capacidad y potencialidad que tiene la misma persona.

Una vez decía un profesor Jesuita: “pobre de aquel que se muere espiritualmente cuando no vive lo humano”. Es cierto, me parece que hoy en día, fundamentalmente en nuestras comunidades religiosas es uno de los problemas y dentro de la vida matrimonial, es éste, se cree que uno está creciendo espiritualmente cuando se evade lo humano.

Este acompañamiento espiritual, no es para llenar un vació, no, sino para llenarnos del hombre nuevo, de ser un hombre espiritual; despojarse de lo que ata a uno mismo para ser un hombre espiritual, es decir, no encerrarse en el ego de uno mismo, sino estar en esa libertad, ser lo que quiere ser uno para estar en esa disposición responsable más a Dios.

No cabe duda que Dios siempre obra, pero, ¿qué tanto yo estoy dispuesto ayudarme? ¿hacía dónde voy caminando? preguntas como estas, creo que requieren un ir descubriendo hacia lo más profundo de nuestro ser, un amarse uno mismo para que las demás puedan descubrir cuál es su camino y de esta manera estén dispuestas a reflexionar lo que hacen y lo que tienen.

En este proceso, es pues, en ir descubriendo las decisiones que nos ayudan a crecer en el amor y también las que nos alejan del amor. Hoy en día se necesita perder el miedo para poder amar y también un buen director espiritual. Es ir dejando que mi corazón se deje tocar por Cristo para que haya conversión, es un darse cuenta de lo que uno hace constantemente, hacer conciencia de lo que más nos cuesta y en la medida que no demos cuenta, es cuando estaremos construyendo el amor y no sólo buscarme a mi, sino buscar a Dios y las personas que vengan a nosotros a la dirección espiritual, es no invitarlos par que se queden a la Iglesia, sino para que busquen y amen a Dios, de una manera mejor.

Ahora, al hombre no se le enseña a que saque sus cualidades, no sabe crecer en lo que tiene, en su potencial, por ello mismo no trasciende ni en Dios ni consigo mismo. Esto, es un percatarse de lo que uno hace constantemente, hacer conciencia de lo que más nos cuesta y en la medida que no demos cuenta y aceptemos, es cuando estaremos construyendo el amor.

Sin querer hacemos en este proceso de acompañamiento espiritual, que las personas sean más infantes, olvidamos que estamos llamados a la perfección. Tener claro, que el hombre puede cometer errores, pero no por eso se debe de olvidar de su libertad que Dios le ha dado, la gracia de Dios actúa, sólo que el hombre pone obstáculos ante ella. Es precisamente, aquí, donde uno mismo debe de descubrir cuáles son las causas que impiden para que no actué la gracia en uno mismo, sin olvidar que el hombre puede frustrar la acción de Dios.

Un obstáculo es precisamente, tener una imagen distorsionada, la imagen de un Dios juez, de un Dios castigador, de un Dios inhumano, ya que es muy fácil dar, caminar con libertad que exigir, que la norma ya dada la del Amor, el amarse, el amar al prójimo, como a uno mismo.

Creo que es posible, que exista la unión del espíritu y la voluntad con la vida interior, porque se robustece en el amor de Jesús, al surgir esto, Jesús lo purifica, haciéndole participar al hombre de los sentimientos de compasión, el hombre acepta las pruebas diarias, las contradicciones, humillaciones, sufrimientos, inclusive la pérdida de un ser querido o material. La prueba está en la actitud y actividad de éste cuando se presentan las dificultades.

Nuestro acompañamiento es para que la persona se convierta en persona madura, que la persona se vaya sintiendo que vale porque así debe de serlo.

Tener claro que todo cristiano, está llamado a la perfección de vivir en el amor de Cristo, de saberse captar que a veces no le hace sentir su valor que merece un valor persona.

Primero es estar uno bien, amarse, creer que existimos y que tenemos una misión aquí que cumplir, es entonces cuando la persona va trascender y ayudar a la persona para que capte su miedo para que sea mejor, quitarle lo que le paraliza, caminar en la voluntad de Dios.

Problemas que se tienen, son las malas imágenes distorsionadas de Dios y de uno mismo, una equivocada educación que está en no valorarla, el ser. Descubrir lo valioso que cada persona es.

Es un quehacer y ser diariamente con uno mismo, porque esta imagen que tiene de uno mismo brota de la falta de contacto con la realidad, nos quedamos en una imagen del ahora o de la infancia y es esta lucha constante del que quiere se santo, el santo no es aquel que cae, sino aquel que cae y se sigue levantando, es descubrirse a uno mismo. No sentirnos menos de lo que somos.

No olvidemos que en la base de lo espiritual está también lo humano, no dejarlo sólo a la gracia, es ver también lo psicológico, además de la conciencia moral que nos ayuda a respetar, saber detenernos ante la conciencia. Descubrir siempre la distancia de lo que somos y de lo que queremos ser, o llegar a hacer, es decir, en lo mas más profundo, en lo más interno en donde radica el impulso, ser verdaderos hijos de Dios y no quedarnos solamente en lo exterior y no en lo interior, no, sino que nos lleve a descubrir lo que estamos llamado a hacer, hijos de Dios.
Es dejarnos conducir por el Espíritu Santo, no basta sólo la teoría sino que realmente se haga o viva en la práctica.

El hombre de fe además de juzgar las obras de manera opuesta al que vive exteriormente, tener siempre en consideración, formarse en la conciencia, es tener la apertura de formarla siempre, de lo contrario nunca se caminará en una buena dirección espiritual. Gracias, Paz y Bien les deseo a todos ustedes en el Señor, si llevamos esta vida interior en el Señor, así serán nuestros tiempos y así seremos nosotros.

Fraternalmente,
Fr. Daniel Martínez Martínez, OFM.