Fórmula para Vivir en Paz
Por
Angel R. Cepeda Dovala
“Consagrarme únicamente al presente. Lo pasado lo dejo a la bondad de Dios que lo perdone. Lo futuro lo confió al inmenso poder de Nuestro Señor para que lo resuelva” J. P. II.
Con el anterior pensamiento de quien fue Papa, su Santidad Juan Pablo II, recordamos con alegría que estuvieron de Visita las Reliquias del ahora Beato Juan Pablo II en la Diócesis de Saltillo, Coahuila, México, el pasado Miércoles 23 de Noviembre de 2011, a las 5:00 pm dio inicio la Oración en la Catedral hasta el amanecer del 24 de Noviembre de 2011.
En la Iglesia Madre y Maestra de nuestro tiempo, el Papa Juan Pablo II ha sido para millones de personas en el mundo y en nuestra patria México, un ejemplo transparente de santidad vivencial en el umbral de la esperanza, quien dio testimonio de vida como hombre de Dios.
Recordando un fragmento de la Poesía la Paloma de la Paz de don José Cepeda Bohme, que dice: “Por ello blanca y bella Paloma, el mundo te admira a ti, por contemplar que tú eres, el símbolo de la paz. Y en tu inmenso vuelo que por el planeta has hecho, así como Juan Pablo II, nuestro Santo y Peregrino Papa, han sembrado sobre la tierra, la fértil y gran semilla, cuyo fruto al cosechar, es de Amor, Paz y Felicidad”.
De esta forma podríamos comparar que la Vida tiene tres moradas desde una óptica trinitaria: el pasado, el presente y el futuro, en donde el presente, el hoy, es la clave importante para comprender la fórmula de la paz, pues Cristo dijo: “No se preocupen por el día de mañana, no anden preocupados por la vida”.
Uno de los problemas apremiantes de la humanidad en el mundo actual es la “preocupación por el pasado o por el futuro” y nos olvidamos de vivir el presente, el hoy, por ello el Papa Juan Pablo II, nos da la pista en su pensamiento, fe y obras, como la frase inicial que se hace alusión al inicio de este escrito. “Consagrarme únicamente al presente…”, demostrando que como hombre, su santidad es obra de Dios (Cf. Efesios 1, 4), gracias a Cristo y al Espíritu Santo (1 Corintios 6, 11), en donde el Espíritu de Dios es “espíritu de santidad” (Cf. Romanos 1, 4).
PAZ Y BIEN
ARCD