Nuestra
Santísima Virgen María en el Arte y la Oración: La Inmaculada Concepción obra
de Tiepolo, y la Oración Memorare de San Bernardo
Por
Angel R. Cepeda Dovala
Arte. La
Inmaculada Concepción obra de Giovanni Battista Tiepolo (1696-1770)
Giovanni Battista
Tiepolo o Giambattista Tiepolo. Nació en Venecia, Italia, el 5 de marzo
de 1696, y muere a la edad de 74 años en Madrid, España, el 27 de marzo de 1770.
Fue un sorprendente pintor de la era del Barroco, considerado un personaje muy
significativo del Arte Rococó italiano por su gran genio escénico. La obra al
óleo de la Inmaculada Concepción del pintor G. B. Tiepolo fue realizada entre los años 1767-1769, y se encuentra en el Museo
Nacional del Prado, Madrid, España, con el siguiente comentario: “La Virgen
María aparece sobre la bola del Mundo y la media luna, pisando la serpiente del
Pecado Original, coronada por la paloma del Espíritu Santo y rodeada por
ángeles y por algunos de los símbolos marianos. Éstos son la vara de azucenas,
la palmera, la fuente y el espejo. Esta escena muestra la manera tradicional de
representar la Inmaculada Concepción de la Virgen, que fue concebida sin pecado
original. La obra fue un encargo Real para la Iglesia de San Pascual de
Aranjuez. El boceto para este lienzo se conserva en las Courtauld Institute
Galleries de Londres.” [1].
Hermenéutica
(Interpretación) y Exégesis (Explicación) de la obra de Tiepolo
En
la pintura de la Inmaculada Concepción, Tiepolo refleja su admirable talento al
plasmar sus pinceladas con animada trasparencia, en donde ejecuta con idoneidad,
la amplitud del claroscuro, apreciándose en la pureza de la Virgen María. Posiblemente,
su interpretación y representación artística, por los símbolos colocados en el
lienzo de 281 cm x 155 cm, puede relacionarse y acercarse al contenido de la
narración del Libro del Apocalipsis de Juan, que dice: “Y apareció en el cielo
un gran signo: una Mujer revestida del sol, con la luna bajo sus pies y una
corona de doce estrellas en su cabeza.” (Cf. Ap 12, 1), pero desde luego,
existen semejanzas, pero también diferencias, y lo podemos constatar desde el
punto de vista simbólico y metafórico, si consideramos el capítulo 12 en su
conjunto, en la Visión de la Mujer y el Dragón. (Cf. Ap 12, 1-17). [2].
Se
aprecian colores muy suaves que iluminan la escena nítidamente, la intensa luz
dorada, da la sensación de una sabia tranquilidad, en donde el color dorado, con
sus distintos matices, es símbolo de la verdad revelada, el esplendor, la
santidad y la Gloria de Dios, que puede ser observada en la pañoleta que cubre la
cabeza de la Virgen, y cerca de su pie izquierdo, uno de los 13 Ángeles que la
rodean en distintas posiciones, lleva un manto dorado el cual es sostenido por
el Ángel con el brazo derecho que cubre y protege su vientre, en tanto que su
brazo izquierdo sostiene una vara de azucena con flores blancas, atributo
relacionado con San Miguel Arcángel, paladín de
Dios, y sus ángeles que combatieron contra el Dragón. (Cf. Ap 12, 7-12).
También el color blanco de la paloma, el vestido de la
Virgen, es similar a las flores de azucena, representa la pureza divina, que contrastan
con su cara, sus manos, sus pies, en donde la paloma blanca que desciende del
cielo dirigiendo su mirada hacia abajo y su derecha, al igual que la virgen, la
paloma simboliza al Espíritu Santo. Alegóricamente, las 12 estrellas de la
corona, se pueden percibir 9 de ellas, pero si consideramos la simetría que
emplea el excelente pintor Tiepolo, las otras 3 estrellas están ocultas atrás
de su cabeza, son un símbolo oculto en su obra, pero las 3 estrellas
representan la Santísima Trinidad, pues Dios es Uno y Trino: Padre, Hijo, y
Espíritu Santo, en donde el Hijo, está en el Vientre de su Madre, y está
representado por el cordel de tela blanco que ciñe su cintura, muestra de su
Inmaculada Concepción.
El
color azul del manto de la Virgen se asocia con el cielo, la verdad, la vida
mística, y el misterio, y forma parte de la tradicional vestimenta de la Virgen
María, y también en ocasiones, de Jesús quien es representado con su Manto
Sagrado del mismo color; la posición erguida de la Dulce Virgen María, que luce
su vestido blanco, símbolo de la pureza divina, contrastan con su cara irradia
seguridad, tranquilidad, y con serenidad observa y vigila el mundo y al Dragón,
con sus manos juntas indican una posición
de oración, elevando su plegaria al cielo, y sus pies con sus sandalias,
muestra el triunfo del bien sobre el mal, pues con su pie derecho destruye al
mal de Satán representado por la serpiente-dragón que lleva en la boca el fruto
prohibido de la maldad, pero el Dragón (Satanás) que pinto Tiepolo, mientras se
apoya con el pie izquierdo en el mundo. En el Apocalipsis de Juan, el Dragón
era de color rojo, con siete cabezas y diez cuernos, y sobre sus cabezas tenía
siete diademas (Cf. Ap 12, 3). También existen en la obra otros símbolos, el
espejo, la fuente, la palma, y un rosa emblema de la alegría, y recordando que
ya está cerca el Domingo III del Tiempo de Adviento, y se encenderá la tercera
Vela de Adviento que es de color rosa.
Oración. Memorare
de San Bernardo de Clarabal
Memorare
"Acordaos,
oh, piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir, que ninguno de los
que han acudido a vuestra protección implorando tu auxilio, haya sido
desamparado. Animado por esta confianza, a Vos acudo, Madre, Virgen de las
vírgenes, y gimiendo bajo el peso de mis pecados me atrevo a comparecer ante
Vos. Madre de Dios, no desechéis mis súplicas, antes bien, escuchadlas y
acogedlas benignamente.
Amén."
La
Oración Memorare, es una oración de intercesión a la Santísima Virgen,
atribuida a San Bernardo de Clarabal, en francés Bernard de Clairvaux (1090-1153), quien nació
en el castillo de Fontaine-lès-Dijon, Borgoña, Francia. Fue un místico Monje de
la Orden de Cister, construyo 68 monasterios en Europa, inspiro y organizó órdenes militares, como la Orden del Temple y
fue Predicador de la Segunda Cruzada, para defender a los peregrinos que se
dirigían a Tierra Santa y combatir el Islam. Dejó su legado literario: alrededor
de 500 cartas, y unos 350 sermones, además de varios tratados doctrinales, y es
el autor de las últimas palabras bellísimas de la Oración Salve: “Oh clemente,
oh piadosa, oh dulce virgen María”. La Iglesia Católica canonizó a san Bernardo
el año 1174, y lo declaró en 1830 Doctor de la Iglesia.
En
la Audiencia General del miércoles 21 de octubre de 2009, el Papa Benedicto XVI
menciono: Sólo Jesús —insiste san Bernardo ante los complejos razonamientos
dialécticos de su tiempo—, sólo Jesús es "miel en la boca, cántico en el
oído, júbilo en el corazón" (mel in ore, in aure melos, in corde
iubilum)". Precisamente de aquí proviene el título, que le atribuye la
tradición, de Doctor mellifluus: de hecho, su alabanza de Jesucristo
"fluye como la miel". [3].
Paz y Bien
ARCD
Notas
[1] Cf. La obra la
Inmaculada Concepción de Giovanni Battista Tiepolo, en:
[2] Cf. Biblia
Jerusalén, en lo referente al Libro del Apocalipsis de Juan (Ap 12, 1-17) pp
1832-1833.
[3] Cf. Benedicto XVI.
Audiencia General. Miércoles 21 de octubre de 2009