viernes, 2 de noviembre de 2012

Los Fieles Difuntos: El Purgatorio y una Oración por las Almas

Los Fieles Difuntos: El Purgatorio y una Oración por las Almas

Por

Angel R. Cepeda Dovala

En este día 2 de Noviembre recordamos a nuestros Fieles Difuntos, a continuación un pensamiento de San Agustín, la purificación final o purgatorio para los que murieron en la gracia y amistad de Dios, el cual está contemplado en el Catecismo de la Iglesia Católica, y una breve Oración por las Almas de Santa Gertudis la Grande, para todos nuestros familiares, amigos, amigas, bienechores, y santos que tansitaron en su peregrinaje por el camino histórico de la Tierra a le eternidad del Cielo y que fueron llamados por Dios a pasar a una mejor vida.

"Una flor sobre su tumba se marchita, una lágrima sobre su recuerdo se evapora. Una oración por su alma, la recibe Dios." San Agustín

Del Catecismo de la Iglesia Católica [1]

III. La purificación final o purgatorio

1030 Los que mueren en la gracia y en la amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, aunque están seguros de su eterna salvación, sufren después de su muerte una purificación, a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en la alegría del cielo.

1031 La Iglesia llama purgatorio a esta purificación final de los elegidos que es completamente distinta del castigo de los condenados. La Iglesia ha formulado la doctrina de la fe relativa al purgatorio sobre todo en los Concilios de Florencia (cf. DS 1304) y de Trento (cf. DS 1820; 1580). La tradición de la Iglesia, haciendo referencia a ciertos textos de la Escritura (por ejemplo 1 Co 3, 15; 1 P 1, 7) habla de un fuego purificador:

«Respecto a ciertas faltas ligeras, es necesario creer que, antes del juicio, existe un fuego purificador, según lo que afirma Aquel que es la Verdad, al decir que si alguno ha pronunciado una blasfemia contra el Espíritu Santo, esto no le será perdonado ni en este siglo, ni en el futuro (Mt 12, 31). En esta frase podemos entender que algunas faltas pueden ser perdonadas en este siglo, pero otras en el siglo futuro (San Gregorio Magno, Dialogi 4, 41, 3).

1032 Esta enseñanza se apoya también en la práctica de la oración por los difuntos, de la que ya habla la Escritura: "Por eso mandó [Judas Macabeo] hacer este sacrificio expiatorio en favor de los muertos, para que quedaran liberados del pecado" (2 M 12, 46). Desde los primeros tiempos, la Iglesia ha honrado la memoria de los difuntos y ha ofrecido sufragios en su favor, en particular el sacrificio eucarístico (cf. DS 856), para que, una vez purificados, puedan llegar a la visión beatífica de Dios. La Iglesia también recomienda las limosnas, las indulgencias y las obras de penitencia en favor de los difuntos:

«Llevémosles socorros y hagamos su conmemoración. Si los hijos de Job fueron purificados por el sacrificio de su padre (cf. Jb 1, 5), ¿por qué habríamos de dudar de que nuestras ofrendas por los muertos les lleven un cierto consuelo? [...] No dudemos, pues, en socorrer a los que han partido y en ofrecer nuestras plegarias por ellos» (San Juan Crisóstomo, In epistulam I ad Corinthios homilia 41, 5).

Oración de Santa Gertrudis por las Almas [2]

"Padre Eterno, yo te ofrezco la más preciosa sangre de tu Divino Hijo, Jesús, en unión con las Misas de hoy dichas en todo el mundo, por las Santas Almas del Purgatorio, por los pecadores en todas partes, por los pecadores en la iglesia universal, y aquellos que están en mi propia casa y en mi familia. Amén."

Nuestro Señor le dijo a Santa Gertrudis la Grande que por cada Oración que se rece se liberan 1000 almas del Purgatorio.

PAZ Y BIEN

ARCD

Notas

[1] Cf. Catecismo de la Iglesia Católica. PRIMERA PARTE. LA PROFESIÓN DE LA FE.
SEGUNDA SECCIÓN: LA PROFESIÓN DE LA FE CRISTIANA.
CAPÍTULO TERCERO. CREO EN EL ESPÍRITU SANTO. III.
La purificación final o purgatorio, en:

[2] Cf. Santa Gertrudis la Grande [1256-1301(2)]† y su Oración