Un llamado de Dios desde el Levítico: Sed Santos
Por
Angel R. Cepeda Dovala
La Palabra de Dios en el Antiguo Testamento resuena hoy en el mundo moderno, lleno de esclavitud y mediocridad, la invitación de Dios, es dejar de estar encadenados a la mediocridad y a los antivalores que padecemos y ser libres y santos.
Ser santo es la persona que imita a Jesucristo, es ser siervo del Señor, optando por un Sí a la Vida. Dios no quiere que las personas sean mediocres y que se dejen manipular por el mal ni por nadie, y desde lo profundo del libro del Levítico capítulo 11, versículo 44-45, Dios nos dice:
“Porque yo soy Yahveh, vuestro Dios; santicaos y sed santos, pues yo soy santo. No os haréis impuros con ningún bicho que se arrastran por el suelo. Pues yo soy Yahaveh, el que os he subido de la tierra de Egipto, para ser vuestro Dios. Sed, pues, santos porque yo soy santo.” (Cf. Lv 11, 44-45).
Esta mirada de Dios, a la luz del Nuevo Testamento, San Mateo, al final del tema la justicia nueva, superior a la antigua, dice: “Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto nuestro Padre celestial” (Mt 5, 48), y San Juan nos dice que el que tiene esperanza en él, o sea Nuestro Señor Jesucristo se purifica así mismo. (1 Jn 3, 3), donde la condición previa es el rompimiento con el pecado que esclaviza a la Persona Humana, y de lo que se trata es de vivir como hijos de Dios, con una Visión no opaca sino Trasparente del Rey de Reyes, el Buen Pastor.
PAZ Y BIEN
ARCD