La Paz del Siervo. Salmo 35 [34].
Por
Angel R. Cepeda Dovala
La meditación y la oración de las personas justas perseguidas, aquellas que no son profetas en sus tierras, como aquel Justo en su tierra, ciudad o país, recuerden el Salmo 35 [34] y canten, alégrense, deseen el triunfo y la felicidad repitiendo:
«¡Qué grande es el Señor que en la paz de su siervo se complace!». (Cf. Sal 35, 27).
PAZ Y BIEN
ARCD