Mensaje Navideño
y Bendición "Urbi et Orbi" del Papa Francisco
Por
Angel R.
Cepeda Dovala
Quizás
muchas personas aún no conocen por distintas razones el Mensaje con motivo de
la Navidad y la Bendición "Urbi et Orbi" del Papa Francisco, Rome
Reports, Noticias Internacionales© hace alusión en este tema como sigue:
MENSAJE
"URBI ET ORBI" DEL PAPA FRANCISCO
Queridos
hermanos y hermanas, feliz Navidad.
Cristo nos ha
nacido, exultemos en el día de nuestra salvación.
Abramos
nuestros corazones para recibir la gracia de este día, que es Él mismo: Jesús
es el «día» luminoso que surgió en el horizonte de la humanidad. El día de la
misericordia, en el cual Dios Padre ha revelado a la humanidad su inmensa
ternura. Día de luz que disipa las tinieblas del miedo y de la angustia. Día de
paz, en el que es posible encontrarse, dialogar, y sobre todo reconciliarse.
Día de alegría: una «gran alegría» para los pequeños y los humildes, para todo
el pueblo (cf. Lc 2,10).
En
este día, ha nacido de la Virgen María Jesús, el Salvador. El pesebre nos
muestra la «señal» que Dios nos ha dado: «un niño recién nacido envuelto en
pañales y acostado en un pesebre» (Lc 2,12). Como los pastores de Belén,
también nosotros vamos a ver esta señal, este acontecimiento que cada año se
renueva en la Iglesia. La Navidad es un acontecimiento que se renueva en cada
familia, en cada parroquia, en cada comunidad que acoge el amor de Dios encarnado
en Jesucristo. Como María, la Iglesia muestra a todos la «señal» de Dios: el
niño que ella ha llevado en su seno y ha dado a luz, pero que es el Hijo del
Altísimo, porque «proviene del Espíritu Santo» (Mt 1,20). Por eso es el
Salvador, porque es el Cordero de Dios que toma sobre sí el pecado del mundo
(cf. Jn 1,29). Junto a los pastores, postrémonos ante el Cordero, adoremos la
Bondad de Dios hecha carne, y dejemos que las lágrimas del arrepentimiento
llenen nuestros ojos y laven nuestro corazón. Todos lo necesitamos.
Sólo
él, sólo él nos puede salvar. Sólo la misericordia de Dios puede liberar a la
humanidad de tantas formas de mal, a veces monstruosas, que el egoísmo genera
en ella. La gracia de Dios puede convertir los corazones y abrir nuevas perspectivas
para realidades humanamente insuperables.
Donde
nace Dios, nace la esperanza: él trae la esperanza. Donde nace Dios, nace la
paz. Y donde nace la paz, no hay lugar para el odio ni para la guerra. Sin
embargo, precisamente allí donde el Hijo de Dios vino al mundo, continúan las
tensiones y las violencias y la paz queda como un don que se debe pedir y
construir. Que los israelíes y palestinos puedan retomar el diálogo directo y
alcanzar un entendimiento que permita a los dos pueblos convivir en armonía,
superando un conflicto que les enfrenta desde hace tanto tiempo, con graves
consecuencias para toda la región.
Pidamos
al Señor que el acuerdo alcanzado en el seno de las Naciones Unidas logre
cuanto antes acallar el fragor de las armas en Siria y remediar la gravísima
situación humanitaria de la población extenuada. Es igualmente urgente que el
acuerdo sobre Libia encuentre el apoyo de todos, para que se superen las graves
divisiones y violencias que afligen el país. Que toda la Comunidad internacional
ponga su atención de manera unánime en que cesen las atrocidades que, tanto en
estos países como también en Irak, Yemen y en el África subsahariana, causan
todavía numerosas víctimas, provocan enormes sufrimientos y no respetan ni
siquiera el patrimonio histórico y cultural de pueblos enteros. Quiero recordar
también a cuantos han sido golpeados por los atroces actos terroristas,
particularmente en las recientes masacres sucedidas en los cielos de Egipto, en
Beirut, París, Bamako y Túnez.
Que
el Niño Jesús dé consuelo y fuerza a nuestros hermanos, perseguidos por causa
de su fe en distintas partes del mundo. Son nuestros mártires de hoy.
Pidamos
Paz y concordia para las queridas poblaciones de la República Democrática del
Congo, de Burundi y del Sudán del Sur para que, mediante el diálogo, se
refuerce el compromiso común en vista de la edificación de sociedades civiles
animadas por un sincero espíritu de reconciliación y de comprensión recíproca.
Que
la Navidad lleve la verdadera paz también a Ucrania, ofrezca alivio a quienes
padecen las consecuencias del conflicto e inspire la voluntad de llevar a
término los acuerdos tomados, para restablecer la concordia en todo el país.
Que
la alegría de este día ilumine los esfuerzos del pueblo colombiano para que, animado
por la esperanza, continúe buscando con tesón la anhelada paz.
Donde
nace Dios, nace la esperanza¸ y donde nace la esperanza, las personas
encuentran la dignidad. Sin embargo, todavía hoy muchos hombres y mujeres son
privados de su dignidad humana y, como el Niño Jesús, sufren el frío, la
pobreza y el rechazo de los hombres. Que hoy llegue nuestra cercanía a los más
indefensos, sobre todo a los niños soldado, a las mujeres que padecen
violencia, a las víctimas de la trata de personas y del narcotráfico.
Que
no falte nuestro consuelo a cuantos huyen de la miseria y de la guerra,
viajando en condiciones muchas veces inhumanas y con serio peligro de su vida.
Que sean recompensados con abundantes bendiciones todos aquellos, personas
privadas o Estados, que trabajan con generosidad para socorrer y acoger a los
numerosos emigrantes y refugiados, ayudándoles a construir un futuro digno para
ellos y para sus seres queridos, y a integrarse dentro de las sociedades que
los reciben.
Que
en este día de fiesta, el Señor vuelva a dar esperanza a cuantos no tienen
trabajo –y son tantos– y sostenga el compromiso de quienes tienen
responsabilidad públicas en el campo político y económico para que se empeñen
en buscar el bien común y tutelar la dignidad toda vida humana.
Donde
nace Dios, florece la misericordia. Este es el don más precioso que Dios nos
da, particularmente en este año jubilar, en el que estamos llamados a descubrir
la ternura que nuestro Padre celestial tiene con cada uno de nosotros. Que el
Señor conceda, especialmente a los presos, la experiencia de su amor
misericordioso que sana las heridas y vence el mal.
Y
de este modo, hoy todos juntos exultemos en el día de nuestra salvación.
Contemplando el portal de Belén, fijemos la mirada en los brazos de Jesús que
nos muestran el abrazo misericordioso de Dios, mientras escuchamos el gemido
del Niño que nos susurra: «Por mis hermanos y compañeros voy a decir: "La
paz contigo”» (Sal 121 [122], 8).
Dirijo
mi más cordial felicitación a vosotros, queridos hermanos y hermanas, venidos
de todas las partes del mundo a esta plaza, y a todos los que desde diversos
países están conectados a través de la radio, la televisión y otros medios de
comunicación.
Es
la Navidad del Año Santo de la Misericordia, y por eso deseo a todos que acojan
en la propia vida la misericordia de Dios, che Jesucristo nos ha dado, para ser
misericordiosos con nuestros hermanos. Así haremos crecer la paz. ¡Feliz
Navidad! Papa Francisco. [1].
Y
en cuanto a la Bendición "Urbi et Orbi" del Papa Francisco en la
Plaza de San Pedro, Rome Reports lo menciona como sigue:
Francisco
dio un fuerte mensaje de Navidad, con ocasión de la bendición "Urbi et
Orbi” a Roma y al mundo, ante decenas de miles de peregrinos. El Papa recordó
los lugares de sufrimiento de la tierra, desde Palestina y Siria, hasta Irak,
África Subsahariana o Colombia.
FRANCISCO
"Queridos
hermanos y hermanas, feliz Navidad".
Aunque
la Navidad es uno de los días más alegres para los cristianos, el Papa no dejó
de reconocer los desafíos que afronta la humanidad y quienes sufren las
consecuencias de la guerra, especialmente los niños, las mujeres y los
refugiados.
PAPA FRANCISCO
"Quiero
recordar también a cuantos han sido golpeados por los atroces actos
terroristas, particularmente en las recientes masacres sucedidas en los cielos
de Egipto, en Beirut, París, Bamako y Túnez. Que hoy llegue nuestra cercanía a
los más indefensos, sobre todo a los niños soldado, a las mujeres que padecen
violencia, a las víctimas de la trata de personas y del narcotráfico. Que no
falte nuestro consuelo a cuantos huyen de la miseria y de la guerra, viajando
en condiciones muchas veces inhumanas y con serio peligro de su vida”.
Bajo
un sol espléndido, el Papa pudo ver desde el balcón de la basílica el
espectacular árbol de Navidad y el pesebre gigante que adornan la plaza.[2].
Notas
[1] Cf. Mensaje de
Navidad "Urbi et Orbi" del Papa Francisco 2015-12-25
Cf.
La
Bendición "Urbi et Orbi" del Papa Francisco en la Plaza de San Pedro
en el siguiente escrito y video con el título y enlace:
[2] Francisco
ofrece la bendición "Urbi et Orbi" en la Plaza de San Pedro 2015-12-25
En
el Año Santo del Jubileo Extraordinario de la Misericordia 2015-2016
Paz
y Bien
ARCD
Diciembre
26 de 2015