La Oración
Particular en el Documento de Puebla
Por
Angel R. Cepeda Dovala
En la
Solemnidad de Todos los Fieles Difuntos:
“Estamos
llamados a recordar a todos, también aquellos que nadie recuerda”
Papa Francisco
El
Domingo 28/Enero/1979, en Puebla, México, hace más de 35 años, el Santo Padre
Juan Pablo II dio el discurso de la Inauguración de la 3ª Conferencia General
del Episcopado Latinoamericano, mencionado que la Conferencia fue convocada por el venerado
Pablo VI, confirmada por mi inolvidable predecesor Juan Pablo I y reconfirmada
por el Papa Juan Pablo II, como uno de los primeros actos de su Pontificado, y
dentro de la conclusión hizo alusión a el hecho de que este nuestro encuentro
tenga lugar a la presencia espiritual de Nuestra Señora de Guadalupe, venerada
en México y en todos los otros países como Madre de la Iglesia en América
Latina, es para mí un motivo de alegría y una fuente de esperanza. “Estrella de
la evangelización”, sea ella vuestra guía en las reflexiones que haréis y en las
decisiones que tomaréis. [1].
El Hijo de la Virgen
María Estrella de la Evangelización, Jesús de Nazaret, es nuestro mejor ejemplo
de la Oración Particular, y el Documento de Puebla nos dice en este tema:
El
ejemplo de Cristo orante: El Señor Jesús, que pasó por la tierra haciendo el
bien y anunciando la Palabra, dedicó, por el impulso del Espíritu, muchas horas
a la oración, hablando al Padre con filial confianza e intimidad incomparable y
dando ejemplo a sus discípulos, a los cuales expresamente enseñó a orar. El
cristiano, movido por el Espíritu Santo, hará de la oración motivo de su vida
diaria y de su trabajo; la oración crea en él actitud de alabanza y
agradecimiento al Señor, le aumenta la fe, lo conforta en la esperanza activa,
lo conduce a entregarse a los hermanos y a ser fiel en la tarea apostólica, lo
capacita para formar comunidad. La Iglesia que ora en sus miembros se une a la
oración de Cristo. [2].
Paz y Bien
ARCD
Notas
[1] Cf. Discurso del
Santo Padre Juan Pablo II en la Inauguración de la III Conferencia General del
Episcopado Latinoamericano. Puebla, México. Domingo 28 de enero de 1979.
[2] Cf. Documento
de Puebla N° 932.