El
Evangelio de Mateo 22, 34-40 en un Mundo Herido por la Violencia, y aun así,
existe el Manantial de la Alegría y la Esperanza
Por
Angel R. Cepeda Dovala
“El
amor por Dios y por el prójimo son inseparables y complementarios, dos caras de
una misma medalla” Papa Francisco
A pesar de que existen muchas cosas muy positivas, México
está herido dentro del mundo de la violencia: guerras, secuestros, desaparecidos,
narcotráfico, migrantes, robos, contaminación ambiental y cibernética, acciones
de porros y rijosos en algunas universidades, acoso sexual, escolar, laboral e
institucional, usura bancaria de bancos limosneros que piden limosna, sin
imprimir la moneda del centavo, y otros, que hacen que la gente de Paz y Bien, buscan
la Paz con Respeto, conforme al Orden al Estado
de Derecho, esta realidad es similar en otros países latinoamericanos, o en
otros países de los distintos continentes ¿Por qué? Porque la Persona Humana se
aleja de Dios, y únicamente busca los bienes materiales a cualquier costo, y ha
dejado de preocuparse por el prójimo ¿Quién es mi prójimo? ¿Qué hacer? En un
México creyente, religioso, debe acercarse a la lectura de la Sagrada
Escritura, hacer oración, y poner en práctica los preceptos ético-morales
dentro de sus respectivas familias, en la escuela, y en el trabajo.
En el Evangelio del 30° Domingo del Tiempo Ordinario,
la Sagrada Escritura dice: Mas los fariseos, al enterarse de que había tapado
la boca a los saduceos, se reunieron en grupo, y uno de ellos le preguntó con
ánimo de ponerle a prueba: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento mayor de la Ley?» Él
le dijo: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con
toda tu mente. Este es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es
semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos
mandamientos penden toda la Ley y los Profetas.» (Cf. Mt 22, 34-40).
“No
se puede amar a Dios sin amar al prójimo y no se puede amar al prójimo sin amar
a Dios”
Papa Francisco
Papa Francisco
Nuestro Señor Jesucristo tuvo una Madre, entonces Vamos
con María al Manantial de la Alegría, y Juan Pablo II en 1980, en un bella
Oración dijo: “¡Bendita tú eres entre todas las mujeres! Has sido
íntimamente asociada a toda la obra de nuestra Redención, asociada a la Cruz de
nuestro Salvador: tu corazón fue traspasado junto a su Corazón. Y ahora, en la
gloria de tu Hijo, no cesas de interceder por nosotros, pobres pecadores. Velas
por la Iglesia, de la que eres la Madre. Velas por cada uno de tus hijos, y
alcanzas de Dios, para cada uno de nosotros, todas las gracias que simbolizan
los rayos de luz que emergen de tus manos abiertas, con la sola condición de
que nos atrevamos a pedírtelas, de que nos acerquemos a Ti con la confianza, la
osadía, la sencillez de un niño. Y así, nos llevas sin cesar hacia tu divino
Hijo.”
¿Y para Usted quién es el Manantial de la Alegría?
Aún existe el Manantial de la Alegría y Esperanza
para que apoyados en la Santísima Virgen María, Reina del Universo, podamos dejarnos
inundar por el Amor de Dios y con alegría amar a los demás.
¡Vamos con María al Manantial de la Alegría!
Paz
y Bien
ARCD