lunes, 27 de octubre de 2014

El Evangelio de Mateo 22, 34-40 en un Mundo Herido por la Violencia, y aun así, existe el Manantial de la Alegría y la Esperanza

El Evangelio de Mateo 22, 34-40 en un Mundo Herido por la Violencia, y aun así, existe el Manantial de la Alegría y la Esperanza
 
Por
 
Angel R. Cepeda Dovala
 
“El amor por Dios y por el prójimo son inseparables y complementarios, dos caras de una misma medalla” Papa Francisco
 
A pesar de que existen muchas cosas muy positivas, México está herido dentro del mundo de la violencia: guerras, secuestros, desaparecidos, narcotráfico, migrantes, robos, contaminación ambiental y cibernética, acciones de porros y rijosos en algunas universidades, acoso sexual, escolar, laboral e institucional, usura bancaria de bancos limosneros que piden limosna, sin imprimir la moneda del centavo, y otros, que hacen que la gente de Paz y Bien, buscan la Paz con Respeto, conforme al Orden al Estado de Derecho, esta realidad es similar en otros países latinoamericanos, o en otros países de los distintos continentes ¿Por qué? Porque la Persona Humana se aleja de Dios, y únicamente busca los bienes materiales a cualquier costo, y ha dejado de preocuparse por el prójimo ¿Quién es mi prójimo? ¿Qué hacer? En un México creyente, religioso, debe acercarse a la lectura de la Sagrada Escritura, hacer oración, y poner en práctica los preceptos ético-morales dentro de sus respectivas familias, en la escuela, y en el trabajo.
 
En el Evangelio del 30° Domingo del Tiempo Ordinario, la Sagrada Escritura dice: Mas los fariseos, al enterarse de que había tapado la boca a los saduceos, se reunieron en grupo, y uno de ellos le preguntó con ánimo de ponerle a prueba: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento mayor de la Ley?» Él le dijo: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos penden toda la Ley y los Profetas.» (Cf. Mt 22, 34-40).
 
“No se puede amar a Dios sin amar al prójimo y no se puede amar al prójimo sin amar a Dios”
Papa Francisco
 
Nuestro Señor Jesucristo tuvo una Madre, entonces Vamos con María al Manantial de la Alegría, y Juan Pablo II en 1980, en un bella Oración dijo: “¡Bendita tú eres entre todas las mujeres! Has sido íntimamente asociada a toda la obra de nuestra Redención, asociada a la Cruz de nuestro Salvador: tu corazón fue traspasado junto a su Corazón. Y ahora, en la gloria de tu Hijo, no cesas de interceder por nosotros, pobres pecadores. Velas por la Iglesia, de la que eres la Madre. Velas por cada uno de tus hijos, y alcanzas de Dios, para cada uno de nosotros, todas las gracias que simbolizan los rayos de luz que emergen de tus manos abiertas, con la sola condición de que nos atrevamos a pedírtelas, de que nos acerquemos a Ti con la confianza, la osadía, la sencillez de un niño. Y así, nos llevas sin cesar hacia tu divino Hijo.”
 
¿Y para Usted quién es el Manantial de la Alegría?
 
Aún existe el Manantial de la Alegría y Esperanza para que apoyados en la Santísima Virgen María, Reina del Universo, podamos dejarnos inundar por el Amor de Dios y con alegría amar a los demás.
 
¡Vamos con María al Manantial de la Alegría!
 
Paz y Bien
 
ARCD