domingo, 2 de marzo de 2014

Dios es Providente: Mt 6, 24-34 y la Oración a la Divina Providencia

Dios es Providente: Mt 6, 24-34 y la Oración a la Divina Providencia
 
Por
 
Angel R. Cepeda Dovala
 
"Cuando nos falta toda humana asistencia, entonces debemos esperar más de la asistencia de Dios." San Ambrosio
 
En el Santoral Católico, dentro de las santas y santos, se celebra a uno de más famosos y estimados de Suiza, a San Nicolás de Flue. El nombre  Nicolás significa: "Vencedor, o victorioso" y Flue es un pueblo de Suiza. Y en este 8° Domingo Ordinario del Ciclo A, previo al inicio de la Cuaresma (próximo día 5 Miércoles de Ceniza), en el Evangelio de San Mateo, en el capítulo 6 versículos 24 al 34, nos enseña que Dios es Providente:
 
Nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al Dinero. «Por eso os digo: No andéis preocupados por vuestra vida, qué comeréis, ni por vuestro cuerpo, con qué os vestiréis. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo: no siembran, ni cosechan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellas? Por lo demás, ¿quién de vosotros puede, por más que se preocupe, añadir un solo codo a la medida de su vida? Y del vestido, ¿por qué preocuparos? Observad los lirios del campo, cómo crecen; no se fatigan, ni hilan. Pero yo os digo que ni Salomón, en toda su gloria, se vistió como uno de ellos. Pues si a la hierba del campo, que hoy es y mañana se echa al horno, Dios así la viste, ¿no lo hará mucho más con vosotros, hombres de poca fe? No andéis, pues, preocupados diciendo: ¿Qué vamos a comer?, ¿qué vamos a beber?, ¿con qué vamos a vestirnos? Que por todas esas cosas se afanan los gentiles; pues ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso. Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura. Así que no os preocupéis del mañana: el mañana se preocupará de sí mismo. Cada día tiene bastante con su propio mal. (Cf. Mt 6, 24-34)
 
"En la oración hay un obstáculo que consiste en pensar que la Providencia de Dios no se ocupa de las cosas de este mundo." Santo Tomás
 
Oración a la Divina Providencia
 
¡Oh Divina Providencia! ¡Concédeme tu clemencia y tu infinita bondad! Arrodillado a tus plantas a ti caridad portento. Te pido para los míos casa, vestido y sustento. Concédeles la salud, llévalos por buen camino. Que sea siempre la virtud la que los guíe en su destino. Tú eres toda mi esperanza. Tú eres el consuelo mío. En la que mi mente alcanza, en ti creo, en ti espero, y en ti confío. Tu divina Providencia se extiende a cada momento. Para que nunca nos falte: casa, vestido y sustento.
 
PAZ Y BIEN
 
ARCD