¿Sabemos Escuchar los Mensajes de Cuaresma y Pascua?
Por
Angel R. Cepeda Dovala
Posiblemente muchas personas hayan pasado por la siguiente situación: la triste realidad que resulta no escuchar o no ser escuchado, entre amigos, entre amigas, entre amigos y amigas, entre esposos, entre profesores y alumnos, entre Párrocos y feligreses, en relación a la Palabra de Dios, por mencionar algunos escenarios de la comunicación verbal o escrita en las relaciones humanas.
Entonces surge la siguiente interrogante: ¿Por qué no valoraremos el escuchar a la persona que nos está hablando? Porque estamos distraídos y pensando en otra situación en ese momento, o porque no me interesa el dialogo con esa persona ¿No le ha pasado a Ud. esta situación?
Por ejemplo, la subcultura de la autosuficiencia, suele manifestarse en algunas frases ya muy trilladas, y antes de que termine una persona de hablar, decimos: “eso ya lo sabía”, “no necesito que me lo digas”; ¡enfatizando aún más!, todavía no termina de hablar una persona, y la otra, la apresura, e interrumpe y le dice: ¿Luego?, ¿Y eso qué?, ¡Y a mí que mi importa!
Bueno pasando del mundo profano y con el afán de trascender al Mundo Celestial Sagrado, mediante lo Consagrado a Dios, viene la siguiente frase con una interrogante: Recuerda Ud. ¿Qué nos mencionó el Papa Benedicto XVI, en sus grandes mensajes de Cuaresma y Pascua?
Algunos podrán decir: Ya estamos en tiempos de Pascua de Resurrección, otros dirán, pues por ahí está escrito en distintos medios de comunicación; otros u otras personas pertenecientes a la subcultura de la autosuficiencia, que les gusta ver como a los fariseos hipócritas la paja en el ojo ajeno y no ven la viga que tienen en el suyo (Cf. Mt 7,3; Mt 7, 4; Mt 7,5; Lc 6,41, Lc 6,42), que al sentir dañados sus intereses contrarios a la Cultura de la Vida, hacen escándalo contra el Santo Padre y contra la Iglesia Católica; pero, recordemos tres de los pensamientos del Papa Benedicto XVI, que dio al Mundo, para corregir fraternalmente al prójimo (Cf. Lv 19,17, Mt 18, 15, y 1 Co 4,14):
1. "Polvo, sí, pero amado, plasmado por su amor, animado por su soplo vital, capaz de reconocer su voz y de responderle; libre y, por este motivo, capaz también de desobedecerle, cediendo a la tentación del orgullo y la autosuficiencia". [1]
2. “Por lo tanto, para entrar en la justicia es necesario salir de esa ilusión de autosuficiencia, del profundo estado de cerrazón, que es el origen de nuestra injusticia. En otras palabras, es necesario un “éxodo” más profundo que el que Dios obró con Moisés, una liberación del corazón, que la palabra de la Ley, por sí sola, no tiene el poder de realizar. ¿Existe, pues, esperanza de justicia para el hombre?” [2]
3. “La Pascua es la verdadera salvación de la humanidad” [3]
El Evangelio nos ha revelado el cumplimiento de las figuras antiguas: Jesucristo, con su muerte y resurrección, ha liberado al hombre de aquella esclavitud radical que es el pecado, abriéndole el camino hacia la verdadera Tierra prometida, el Reino de Dios, Reino universal de justicia, de amor y de paz. (Cf. Mensaje de Pascua del Papa Benedicto XVI)
PAZ Y BIEN
ARCD
Notas
[2] Cf. Mensaje del Santo Padre Benedicto XVI para la Cuaresma 2010, en:
[3] Cf. Mensaje de Pascua de Benedicto XVI; en: